Es una época donde escuchamos mucho sobre el Coaching Nutricional, por eso, veamos que es antes de leer los tips:
El Coaching Nutricional, es un proceso a través del cuál el paciente identifica y vence sus obstáculos, crea el entorno adecuado y adopta la actitud y la determinación necesaria para conseguir el cambio en su alimentación, logrando a su vez mejorar otros aspectos de su persona y de su estilo de vida. .… no sustituye, ni lo pretende, el conocimiento técnico del dietista-nutricionista.
Cuando cambia la temporada solemos proponernos nuevos pasos a seguir para cambiar algunas cosas y comer saludable .… cuantas veces escuchamos o decimos “proyecto verano”, “empiezo la dieta”, “el lunes comienzo”. O cuando viene el invierno que la alimentación suele ser más pesada, con más calorías y menos ejercicio.…
Compartimos esta nota con algunos 10 tips para empezar a cambiar algunos hábitos alimenticios:
En Septiembre, ¿PROPÓSITO O REALIDAD? Cambios
Septiembre al igual que enero, es mes de nuevos propósitos. Seguramente nos habremos pasado todo el verano diciendo aquello de “en septiembre empiezo”. Suele ocurrir que deseamos obtener resultados demasiado rápidos y pasamos de 0 a 100 y generalmente mantenerse en el 100 sin un entrenamiento previo de cómo hacerlo puede conllevar un esfuerzo desmesurado que conduce a una situación poco sostenible.
Desde Nutritional Coaching hemos elaborado durante todo el año una serie de posts en Facebook sobre pequeños cambios que puedes ir incorporando en tu alimentación. De esta manera irás interiorizando de forma segura los nuevos cambios alimentarios. Te proponemos 10 cambios. Los puedes incorporar de la manera que te resulte más cómoda, todos de golpe o ir añadiéndolos poco a poco en tu rutina diaria.
Cambia los productos refinados por integrales.
Los productos integrales nos aportan más cantidad de fibra y por tanto mayor sensación de saciedad. Además el aumento que provocamos en nuestro nivel de glucosa en sangre al consumir harinas refinadas es mucho más rápido que al comerlas en su forma integral.
Utiliza grasas vegetales saludables.
¿Qué te parecería cambiar la mantequilla del desayuno por un poco de aceite de oliva virgen extra? Puedes utilizar también aguacate maduro o unos frutos secos.
Cambia los zumos por frutas enteras.
Si has leído el punto número 1, va por ahí la cosa, y es que la fruta entera nos aporta más fibra que el zumo así que con ella obtendremos mayor saciedad y elevación más lenta del azúcar en nuestra sangre.
Patatas ¿Fritas o asadas?.
Si te gustan las patatas hay millones de opciones para tomarlas. Si sustituyes las patatas fritas por patatas asadas reduces las calorías consumidas casi a tres veces menos. Si te gustan crujientes te recomiendo que las trocees en láminas finitas, les eches un chorrito de aceite y las espolvorees con especias (orégano, albahaca, pimienta, etc) y las pongas algo horno ¡Ya tienes tus “chips” caseras!
Toma frutos secos naturales y limita los fritos o salados.
Los frutos secos son una opción ideal para tomar entre horas, como merienda o a media mañana, pero ¡cuidado! Porque si son salados o fritos podemos estar ingiriendo mucha cantidad de sodio, de grasas y de calorías.
Sustituye la sal por especias y/o hierbas aromáticas.
El consumo de sal en España duplica las recomendaciones saludables, pero curiosamente el 75% de la sal consumida está oculta en productos procesados. Así que además de evitar estos productos, si en vez de sal utilizas otros potenciadores del sabor naturales como las hierbas aromáticas, estarás haciendo un pequeño gran cambio.
Cambia la salsa de tomate procesada por la natural.
La salsa de tomate procesada esconde mucha de esa sal oculta y también azúcar en algunos casos. Por ello te recomendamos que utilices salsa de tomate natural, triturado o puedes rallarlo tú mismo/a dándole sabor con hierbas aromáticas que ya habrás incorporado del punto anterior.
Verduras con pasta y no pasta con verduras.
Solamente con este pequeño cambio de proporciones conseguirás mayor saciedad y también que tu páncreas no tenga que fabricar más insulina de la necesaria.
Pásate a la limonada casera
Si te gusta refrescarte e hidratarte con otras bebidas que no sean agua, ten en cuenta que un refresco suele llevar gran cantidad de azúcar por lo que te animamos a que tengas en tu nevera agua fresquita con zumo de limón o lima y menta. Utiliza con moderación los edulcorantes acalóricos para darle dulzor si te apetece.
Vuelta al trabajo pero en vidrio.
Si eres de los que se lleva su fiambrera para comer cada día, te recomendamos que utilices recipientes de vidrio para evitar que debido al desgaste o mal uso del plástico acabe existiendo migración de polímeros a los alimentos.
Algunos cambios pueden ser más difíciles que otros ya que a veces tenemos hábitos muy arraigados o emociones ligadas al consumo de ciertos alimentos.
Es importante aprender y trabajar con profesionales certificados, el asesoramiento es fundamental para llevar a cabo una dieta. No lo hagas solo, consulta.
Fuente: Coaching Nutricional — autora: Natalia Nasarre — 30 de agosto 2016.-