El Hombre ha tenido una enfermedad que lo ha acompañado desde siempre: “el Hambre”.
La falta de alimento nos ha motivado a encontrar distintas soluciones para no desaparecer como especie. El gran cambio ocurrió hace 7 mil a 10 mil años. Aquellos hombres hambrientos empezaron a domesticar especies animales y vegetales. Surgía la ganadería y la agricultura. Nos establecíamos en poblaciones y dejábamos el nomadismo. Le ganábamos al Hambre y podíamos empezar a pensar en otros problemas.
Porque hay que recordar, que como dice NTVG: “Con hambre no se puede pensar”.
Los cereales fueron la herramienta más relevante y audaz para ganarle al hambre. La imagen de los cereales triunfando sobre el Hambre es eterna. Al día de hoy la FAO (Food and Agriculture Organization), cuyo objetivo primordial es luchar contra el Hambre, emplea en su logo una poderosa espiga de trigo.
Pero aquel extraordinario remedio contra el Hambre, traía aparejado sus efectos adversos: el gluten.
Hemos existido como hombres entre 2 y 5 millones de años sin alimentarnos de estos cereales. No resultaba raro, entonces, que fuésemos intolerantes al gluten. Aún así, la solución era tan apetecible que nos salvamos del Hambre forzando la tolerancia a lo intolerable, y al día de hoy la presión evolutiva ha hecho que la mayoría de la especie sea tolerante y hasta amante del gluten.
Sin embargo, la presión evolutiva no ha sido suficiente. Aún el 1–2% de los humanos, y seguramente muchos más, sobrevivieron miles de años siendo intolerantes al gluten.
Hoy, el mundo ha cambiado y existe una abundancia de alimentos como nunca antes hemos presenciado.
El Hambre en el mundo se explica únicamente por la mala distribución de los alimentos, pero no por la escasez. El 90% de la Humanidad ha superado el Hambre y ahora sí se puede pensar.
Como Humanidad tenemos dos alternativas frente a la celiaquía:
Mantenemos la presión evolutiva hasta que finalmente desaparezca la intolerancia al gluten o entendemos que vivimos en un mundo que cuenta con otras posibilidades de alimentación y conservamos el recuerdo del trigo y otros cereales, que pese a sus defectos, nos supieron salvar del Hambre en su momento.
Artículo del Dr. Sebastián Marton. Especialista en Nefrología e Inmunogenética del Trasplante.
28 de agosto 2018, Montevideo — Uruguay